jueves, 1 de agosto de 2013

Esto es una broma pesada

                                (Pintura de Marcos Parajuá)
 
No puedo cortarme la cara
no puedo esconder mi rostro
no puedo convertirme en un punto oscuro de olvido
no puedo transformar mi forma
ni mudar mis odiosos rasgos y gestos que se convierten en algo más vulgar todavía delante tuya.

Todo se transforma dentro de mí en algo que no puedes ver,
pero todo lo que puedes ver permanece intacto.
Esto es una broma pesada.

Toda mi oscuridad permanece en mí
remueve todo mi ser.
Todo lo que no soy yo misma lo es mi subconsciente.

Poder transportar toda esa violencia que invade y ciega mi pensamiento hacia mí,
a mi propio cuerpo,
cuerpo hecho para poder ser atacado, golpeado, penetrado, maltratado,
sin sentir nada,
sin despertar nada,
observando desde un ángulo lateral superior cómo gozas de mi persona,
cómo gozas de mi físico vulnerable,
pero y cómo me nutre viéndote gozar del disfrute gratuito de mi cuerpo.
Sentada arriba de un muro, asomando la cabecita, dejando caer el pelo,
como quien mira pasar la gente pasar.
Porque es en lo que se va a quedar,
pasarás y terminará esto.


Pero mi cabeza seguirá en el mismo sitio, conmigo.
Dentro de mí, mi sombra interna, todo mi ser apagado, mirando el suelo infinitamente,
muere por poder morir
muere por poder arrancarse la piel e impregnar todo con mi sangre, mi grasa, mi putrefacto olor,
poder arrancarse la piel y ser realmente quien soy.

Pero todo me parece al final una broma pesada,
una broma de mal gusto.
Una broma que me planteé yo misma y de la que soy consciente muchas otras veces.

¿Quien soy yo para decidir qué es bueno o qué es malo?
¿Quiénes sois vosotros para hacer que yo me sienta como si no fuera nadie a vuestro lado?
Os escucho, os observo, os miro, os leo, os analizo la mirada…
Vostoros sois incapaces de escucharos ni a vosotros mismos.
Solo hay quien mira un poco a su alrededor y es porque nota que ha pisado algo,
pero no, no soy yo, porque yo estoy más allá.

¿Quien soy yo para seguir cuestionando cosas incuestionables, vivir a vuestra sombra?
Nadie.
Vuestra condena, mi esencia.

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